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Tenemos aquí una imagen de la naturaleza triple del hombre. En cada nueva encarnación, el ser humano se encuentra en un cuerpo humano sometido a las leyes de la naturaleza exterior. Y en cada encarnación es el mismo espíritu humano. Como tal, es el elemento eterno que pasa a través de todas. Cuerpo y espíritu están así cara a cara. Es preciso que entre ambos exista algo equivalente, como la memoria, que es la mediadora entre mis actos de ayer y los de hoy. Eso es el alma. Es ella la que conserva los efectos de los actos realizados en las vidas precedentes. Es gracias a su actividad que en una nueva encarnación el espíritu aparece como el resultado de lo que las vidas precedentes han ido conformando. De este modo se relacionan cuerpo, alma y espíritu. El espíritu es eterno, el cuerpo está sometido a las leyes del mundo físico, en las cuales se inscriben las necesidades del nacimiento y de la muerte; el alma une continuamente uno y otro, tejiendo, a partir de los actos, el destino.Rufolf Steiner

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